El Perdiguero formado en los puntos de intersección de las razas anteriormente estudiadas se cristalizó en la zona burgalesa con mayor fuerza que en otras provincias limítrofes por:

  • Ser provincia más perdicera que sus limítrofes.
  • Ser un nudo muy importante de comunicaciones entre las provincias castellanas, vascas, navarras, riojana y cantábrica.
  • Por tener una tradición de caza muy superior a las de otras provincias.
  • Por ser numerosos los monasterios que en esta provincia han criado perros de caza.
  • Por tener el tipo de perdiguero de la zona de Burgos menos sangre de sabueso que en otras provincias, al emplearse más para la perdiz.

Si a estos motivos sumamos el hecho de que los perros que se presentaron en los primeros certámenes eran de Burgos, no nos ha de causar extrañeza que la raza terminase denominándose en el siglo XIX como perdiguero de Burgos.

Debió de ser efectivamente al final del s. XIX la época en que la raza tomase el nombre patronímico de la provincia con más fuerza, pues en la más antigua fotografía que conocemos de un Perdiguero de Burgos y que se encuentra en le libro Páginas de Caza Españolas y Americanas de Evero, se reseña como «perdiguero español» en 1898 (Pág. 18).

No hemos podido encontrar documentación gráfica exacta hasta los años 1910 y 1912, pero cabe pensar que en épocas anteriores los perros no debían de ser muy diferentes a los de los primeros años del siglo XX.

Durante todo el siglo XIX la raza no debió sufrir muchas modificaciones, la ausencia de medios de comunicación y los valles y barreras naturales eran un condicionamiento de primer orden para los fenómenos fundamentales en la tipificación de todas las razas: el aislamiento y como consecuencia inmediata la consanguinidad.

Lógicamente en zonas de más densidad de pelo se añadiría más sangre de sabueso y serían más cazadores de viento los perros de zonas perdiceras. Estas diversificaciones en la forma de cazar que aún existen, tienen también una derivación hacia ejemplares de mayor o menor talla y de una capa con mayor o menor predominio de un color básico a otro. Añadiremos a esto los cruces efectuados por los cazadores buscando perros más o menos rápidos que se adaptaran a la nuevas armas de caza y su constante evolución en los últimos años y también a la lógica respuesta que la pieza realiza ante la modernización de escopetas y cartuchos.60-IMG 7463

En la exposición canina celebrada en Madrid en 1890 y organizada por la Asociación General de Cazadores y Pescadores de Madrid, se da el caso de que se presentan por primera vez pachones y perdigueros (Revista El Campo), siendo el número de los primeros muy superior al de los segundos. Esto prueba ya claramente la separación existente entre ambas razas y lo ratifica el hecho de que la Real Sociedad Central de Fomento de las Razas Caninas en España reconozca en su fundación al Perdiguero de Burgos y al Pachón de Vitoria por separado. En el apartado de rastro y montería encontramos que la Real Sociedad Canina reconoce también al Sabueso Español.

El Sabueso Español que tenía y tiene aún numerosas variedades influye muy directamente sobre los perdigueros y aporta a la nueva raza:

  • Las líneas craneofaciales ligeramente divergentes.
  • La facilidad en el rastro.
  • La afición a las piezas de pelo y caza mayor.
  • La voz.
  • Una gran parte de su carácter sosegado y dulce.
  • La tenacidad en el trabajo y el fondo físico.

Ahora bien, el sabueso ha influido también negativamente sobre la raza del perdiguero visto únicamente como perro de muestra y ha privado a muchos ejemplares de esta característica genética.

En investigaciones realizadas entre antiguos cazadores del trabajo del perdiguero en el campo, se nos ha ratificado en varias ocasiones el hecho de que hay ejemplares que no han realizado jamás una muestra, incluso con especies tan propicias como la codorniz, limitándose a lanzarse sobre la caza antes de mostrarla.

Se ha observado que la ausencia de muestra está íntimamente unida a ciertos problemas de carácter y linfatismo.

El Perdiguero de Burgos se presenta como una raza formada y aún carente de selección en un certamen canino y este hecho condiciona el patronímico de una raza que así entra en su historia moderna.